Leamos en voz alta:
Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.
De tal manera Dios amó al mundo, es un amor diferente, Dios es amor, y de tal
manera que no se quedó quieto, sino que envió a su Hijo unigénito, ese Hijo
unigénito es el Señor Jesús.
El mundo son las personas, así que nosotros formamos parte
de ese mundo que Dios amó.
Puede confesar ahora mismo: ¡Dios me amó, él me ama!, ¡Soy
amado por Dios!
Porque nos amó envió al Señor Jesús.
El Hijo Jesús fue enviado por el Padre por amor, Somos
Amados por Dios.
El Hijo fue enviado para que todo aquel que en él crea, no
se pierda, mas tenga vida eterna.
Hemos creído que Jesús es el Hijo de Dios, si creemos
tenemos vida eterna en este mismo momento, no es solo futuro, es ahora mismo,
porque la vida eterna es el mismo Señor Jesús.
Puedes confesar: Yo creo que Jesús es el Hijo de Dios, tengo
vida eterna, tengo al Señor Jesús.
Ahora tienes la seguridad que no te perderás, tu vida será
en el Señor Jesús, no iras al infierno, tu eres especial, eres amado por Dios.
Oh Señor Jesús dame vida, y llévate todo lo contrario a esa
vida.
Romanos 5:8: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en
que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Todos somos pecadores, todos pecamos contra Dios, y dentro
de nosotros sentimos un deseo o fuerza de no hacer su voluntad, pero Dios nos
muestra su amor en que aún pecando contra él, Cristo Jesús murió por nosotros.
Dios no te amó porque no tenías pecado, sino que aun que eras pecador, te amó.
No te amó solo cuando estabas sano, sino aún te ama en
enfermedad.
El pecado de las personas no es culpa de Dios, es
responsabilidad de los hombres, a pesar de esto, Dios mostró su amor dejando
que Cristo, su Hijo, muriera por nosotros.
Esto es algo maravilloso Dios ya demostró que nos ama, nos
amó en la niñez, nos amó en nuestra
juventud y nos amará toda nuestra vida.
Nos ama en nuestra debilidad, nos ama en nuestra confusión,
nos ama aun cuando no queremos hacer su voluntad.
Por eso su amor no demanda que nos cambiemos a nosotros
mismos, sino que nos dejemos amar por él cada dia, y Dios hará un cambio en nosotros, Su amor provoca
un cambio maravilloso en nosotros.
Romanos 5:5: y la esperanza no avergüenza; porque el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue
dado.
La noticia maravillosa es que Jesús resucitó, y ahora está
vivo, en nosotros y con nosotros, y Dios derramó su mismo amor en nuestros
corazones.
Confiesa esto: Dios ha derramado su amor en nuestros
corazones, estoy lleno del amor de Dios.
Y para que?
leamos
1 Juan 4:19: Nosotros le amamos a él, porque él nos amó
primero.
Dios derramó su amor en nuestros corazones para que amemos a
Dios de la misma forma que él nos ama.
El Diablo trata de destruir la obra de Dios en las personas.
Pero nada puede separarnos del amor de Dios.
Romanos 8:39: ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro.
Nada nos puede separar del amor con que Dios nos ama.
Nada nos puede impedir que Dios nos siga amando,
El diablo nos daña para que culpemos a Dios de no amarnos,
pero Dios aún nos ama, y nada nos separará de su amor.
Gálatas 5:14: Porque toda la ley en esta sola palabra se
cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Dios nos amó, hemos creído que Jesús es su Hijo, que Dios
nos mostró su amor al dejar que Cristo muriera por nosotros, ese amor lo derramó en nuestros corazones.
Ahora podemos amar a otros, y a una persona muy especial: TU
MISMO.
Dios quiere que nos amemos a nosotros mismos con su amor,
puede amarte a ti mismo tal como eres, no importa el color
de piel, la forma de nuestra cara, nos amamos y nos aceptamos. Sabiendo que
nada nos separará del amor de Dios.
Dios comienza a ayudarte para que no te dejes de amar a ti
mismo, para que veas el valor que tienes a sus ojos. Te amo tanto que su propio
Hijo, el Señor Jesús murió por ti.
1 Pedro 1:22: amaos unos a otros entrañablemente, de corazón
puro;
Ahora que está derramado el amor de Dios, podemos amarnos
unos a otros, y algo muy maravilloso, podemos perdonar a otros y a nosotros
mismos.
Oración: Padre Celestial, te doy gracias porque me amó, he
creído que Jesús es su Hijo, que has mostrado que me amas dejar que Cristo muriera por nosotros, ese
amor lo derramó en mi corazón. Yo te amo porque tú me amaste primero, ahora
creo que nada me separará de tu amor, y me dejo amar por ti, para amarme a mí
mismo y amar a otros.
Padre Santo sana mi autoestima y como me veo a mí mismo, te
lo pido en el nombre de Jesús tu Hijo, amén.
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