QUE ES LA OBRA COSUMADA

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Jesucristo consumo la obra

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domingo, 5 de marzo de 2017

Jesucristo expuesto al juicio y castigo de Dios

Jesucristo expuesto al juicio y castigo de Dios
El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, vino al mundo a salvar a los pecadores.
El Hijo de Dios antes de venir a este mundo no estaba expuesto al Juicio y Castigo de Dios.
Al entrar en la raza humana, naciendo como un bebe hombre, quedó inserto y expuesto a la condición de la humanidad, una condición arruinada, veamos tres aspectos de esta condición arruinada:
1. Bajo el Poder del Pecado.
2. Bajo el Poder del Maligno, Satanás el Diablo.
3. Bajo el Imperio o reinado de la muerte.
Jesús es sin pecado, pero en la escrituras se muestra rápidamente que Satanás y sus demonios incitan a pecar al hombre y a la mujer usando las palabras, y son palabras mentirosas, es decir,
somos incitados a pecar mediante el engaño.
Satanás trató por todos los medios que Jesús cometiera pecado contra Dios, pero Jesús no pecó en nada, esto nos demuestra que Jesús entró en la raza humana, él quedo inserto y expuesto a
la condición arruinada de la raza humana, pero no pecó contra Dios, Jesús no estaba bajo el poder del pecado, de Satanás y del Imperio de la muerte.
El plan de Dios, o su deseo es "Revelar su justicia en Jesucristo":
Dios deseaba que su Hijo Jesús cargará con los pecados de todos nosotros y también con toda la culpa de todos los pecados cometidos, para que recibiera el juicio de Dios. Jesús no podía ser
sometido al juicio y castigo de Dios porque no había pecado, pero si cargaba con los pecados y la culpa de todos nosotros, sería hallado digno de ser enjuiciado y castigado por los pecados cometidos contra Dios por todos nosotros. Dios permite que Satanás (quien tiene el imperio de la muerte) le infrinja la muerte al cuerpo de Jesús mientras este colgaba clavado en la cruz. Fue en la cruz donde Jesús se puso en nuestro lugar y cargo con el pecado y la culpa de todos nosotros.
En la Cruz ocurrió un juicio justo.
Jesús fue juzgado como si fuera un pecador por cargar con pecados y culpas ajenas, es decir, de todos nosotros.
1.       El pecado fue juzgado y sentenciado.
2.       La muerte fue juzgada y sentenciada.
3.       Satanás fue juzgado y sentenciado.
Por la fe en Jesucristo somos perdonados de todos nuestros pecados y somos libertados por él de la culpa de cometer pecados contra Dios.
Para quedar libres de los pecados cometidos y la culpa de cometerlos, nosotros también somos enjuiciados y hallados culpables, por eso al momento de creer en Jesucristo somos muertos
juntamente con él, para que en nosotros y sobre nosotros no reine el pecado, Satanás y la muerte.
Satanás ha tocado con la muerte solamente el cuerpo de algunos hermanos y hermanas, por eso morimos solamente en el cuerpo, pero llegará el día en que Jesucristo vuelva por su Iglesia, entonces resucitaremos de entre los muertos con cuerpos incorruptibles de gloria, semejante al de Jesucristo y se cumplirán las escrituras que dicen: Sorbida es la muerte en victoria, y diremos junto con nuestro Señor Jesucristo: Donde está muerte tu aguijón, oh sepulcro tu victoria?
Jesucristo cargó en la cruz con todos nuestros pecados y culpas, fue juzgado y hallado digno de muerte, pero después de tres días y tres noches Dios el Padre lo resucitó de entre los muertos, porque solamente Jesús había tomado nuestro lugar para librarnos de los pecados y su culpa, se Satanás y del Imperio de la muerte.

domingo, 26 de febrero de 2017

1 Corintios 14:2 Porque EL QUE HABLA EN lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.

Jesucristo ,con su muerte consiguió con el Padre muchos dones espirituales para darlos a todos los creyentes.

Jesucristo al resucitar tiene la autoridad de compartir todos los dones espirituales a la Iglesia.


Jesucristo recibe del Padre los dones espirituales para compartirlos a los hombres, pero, 

Jesucristo los comparte por medio del Espíritu Santo,  quien a su vez, reparte a cada uno o cada creyente como él quiere.

Primero: el hablar en lenguas es un don espiritual de Dios.

Segundo: el que habla en lenguas no habla a los hombres.

Tercero: el que que habla en lenguas habla a Dios.

Cuarto: el que habla en lenguas nadie le entiende, excepto, que hable en lenguas que alguien conozca o bien que las hable.

Quinto: el que habla en lenguas habla por el Espíritu.

Aquí se menciona al Espíritu Santo, así que es el Espíritu Santo quien hace hablar en lenguas al creyente para que hable con Dios el Padre por medio de Jesucristo.

Sexto: el que habla en lenguas por el Espíritu habla misterios de Dios.

Séptimo: El misterio de Dios es la manifestación de Jesucristo.
Este misterio de Dios el Padre que es Jesucristo, contiene en si mismo muchos misterios, que todos en conjunto son el misterio de la piedad de Dios el Padre:

1 Timoteo 3:16 E indiscutiblemente, grande es el MISTERIO de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.

Octavo: El que habla en lenguas habla misterios, los misterios son el evangelio, el evangelio es la palabra de Dios, la palabra de Dios es Cristo, los misterios son Jesucristo mismo.

Finalmente, el que habla en lenguas habla a Dios los misterios de Dios, es decir, todo lo que está relacionado con el misterio de la Piedad, que finalmente el misterio de la piedad es Jesucristo mismo, quien está revelado en nuestro espíritu humano y en la palabra escrita.

El que habla en lenguas habla de Jesucristo a Dios el Padre.

El Espíritu Santo nos hace hablar de Jesucristo con el Padre, hablamos con Dios Padre del misterio de Jesucristo, esa revelación está contenida en la palabra escrita, así que al hablar en lenguas, hablamos con el Padre sobre la palabra escrita de Dios que nos dan testimonio de Jesucristo.

Noveno: el que habla en lenguas se edifica así mismo porque habla de Jesucristo con el Padre.
Cuando hablamos con Dios no lo hacemos desordenadamente, nunca seremos llevados al desorden y a la indecencia.

Nunca el Espíritu Santo nos hará quedar inconscientes o nos denigrará como persona, haciéndonos hacer cosas que vayan contra el orden o la decencia, o que vayan contra la palabra de Dios, o que causen división entre los hermanos, tampoco hará que Jesucristo pierda la preeminencia en todo.

Recomendamos pues a los hermanos hablar en lenguas por el Espíritu, es decir, cuando el Espíritu Santo nos haga hablar pero con orden y decencia, sabiendo que estamos hablando con el Padre sobre su Hijo Jesucristo, y esto nos edifica como Iglesia de Dios por que somos hechos semejantes a Jesucristo.

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