Salmos 37:4: Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá LAS PETICIONES de tu corazón.
Para deleitarnos en Jehova, primero Dios nos hace entender que su Hijo Jesucristo es su deleite, El Padre se complace totalmente en su Hijo.
Marcos 1:11: Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo COMPLACENCIA.
- “Mi Hijo Amado” habla del deleite que el Padre halla en su Hijo Jesús el Cristo.
- El Hijo Jesucristo satisface el corazón del Padre.
- El Padre disfruta la relación con su Hijo Jesucristo.
El Padre en el único hombre sobre la tierra en que se complació, se deleitó, se satisfizo, y tuvo una relación perfecta, fue con su Hijo Jesucristo.
El hijo Jesucristo tuvo una relación perfecta con el Padre en la tierra, una relación sin pecado.
El hijo Jesucristo nunca pecó contra su Padre, siempre hizo lo que le agradaba al Padre.
Juan 8:29: Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo QUE LE AGRADA.
El Padre celestial se deleita o complace totalmente en su Hijo Jesucristo.
El deleite del Padre está en su Hijo Jesucristo.
El Padre nos da su gracia en Cristo:
La gracia del Padre para nosotros o el favor que el Padre nos dio: fue sumergirnos en el Hijo Jesucristo, este favor no es merecido por nuestros propios méritos.
Estamos en Cristo por que el Padre nos puso en Cristo:
1 Corintios 1:30: Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
El Padre nos sumergió por el Espíritu Santo en el cuerpo de Cristo:
1 Corintios 12:13: Porque por un solo Espíritu fuimos todos BAUTIZADOS en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
El Padre se deleita o se complace totalmente en su Hijo Jesucristo y ahora nosotros estamos en su Hijo, eso quiere mostrarnos que él se deleita en nosotros porque somos parte del cuerpo de su Hijo Jesucristo.
Cristo vive en nosotros los creyentes y nosotros estamos en Cristo, en su cuerpo, ahora somos el Deleite del Padre, somos el resultado de la obra consumada de su Hijo Jesucristo.
Cristo vive en nosotros los creyentes y nosotros estamos en Cristo, en su cuerpo, ahora somos el Deleite del Padre, somos el resultado de la obra consumada de su Hijo Jesucristo.
Somos resultado de la muerte en cruz de Jesucristo.
Somos el deleite de Dios en Cristo, en el Hijo Amado de Dios.
Por la Fe en Cristo ahora nosotros también somos el deleite de Dios.
Por la Fe en Cristo ahora nosotros también somos el deleite de Dios.
“Dios se deleita en mí; por eso ahora aprecio, valoro a Cristo, también valoro y aprecio mi propia persona porque ahora soy el deleite de Dios en Cristo.
Dios se deleita en el creyente, no por lo que somos en nosotros mismos, sino por lo que somos en el amado Hijo Jesucristo.
Isaias 62:4. Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada.
Seremos llamados Hefzi bá que significa mi deleite está en ella.
El Deleite de Dios está en su hijo Jesucristo y en el cuerpo de Cristo que es la iglesia.
El Hijo Jesucristo prometió nunca dejarnos, podemos estar confiados que el Padre no se cansará de nosotros:
Mateo 28:20: enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, HASTA EL FIN del mundo. Amén.
Ahora volvamos al Salmo:
Salmos 37:4: Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá LAS PETICIONES de tu corazón.
- Dios se deleita en su Hijo Jesucristo.
- Dios se deleita en nosotros porque estamos en Cristo, somos su cuerpo.
- Los creyentes nos deleitamos en Cristo, al deleitarnos en Cristo nos estamos deleitando en Dios mismo.... el Hijo Jesucristo fue enviado y procede del Padre. El Padre nos ha prometió que si nos deleitamos en Cristo (misterio Revelado), nos concederá las peticiones de nuestro corazón, tenemos un corazón que no deja de seguir deleitándose en Cristo.................
Jamás podríamos deleitarnos en Dios sin Cristo.
Pero ahora nos deleitamos en Cristo y esperamos confiadamente la respuesta a nuestra petición.
La gracia de Cristo sea con nosotros.
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