QUE ES LA OBRA COSUMADA

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Jesucristo consumo la obra

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jueves, 1 de abril de 2021

Jesucristo nos hizo Sacerdotes para Dios Padre.

 

Éxodo 28:

1 Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón.

2 Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura.

3 Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para consagrarle para que sea mi sacerdote.

Dios le dijo a Moisés: haz llegar delante de ti a Aarón y a sus 4 hijos,  para que sean mis sacerdotes. Luego le harás vestiduras sagradas, para honra y hermosura.

Una vez vestidos con las vestiduras  sagradas, Dios los consagraría como sus sacerdotes.

Aarón y sus hijos fueron  apartados por Dios de entre el pueblo de Israel para que fuesen sus sacerdotes,  y los vistió con vestiduras sagradas  para honrarlos y hermosearlos. Y una vez vestidos con las vestiduras sagradas los consagró como sus sacerdotes.

Un sacerdote es alguien que ministra algo a Dios. Aarón y sus hijos fueron sacerdotes de Dios que ministraban en el tabernáculo de reunión, y Aarón se presentaba en el tabernáculo con el cordero  del sacrificio. Una vez sacrificado el cordero tomaban su sangre con la cual entraban en el lugar santísimo para expiar los pecados del pueblo de Israel y los cometidos por el mismo, pero la sangre de los machos cabríos y otros animales, no podían quitar el pecado, solamente los cubrían, en espera que apareciera el salvador que quitara realmente los pecados.

Los sacerdotes que ministraban siempre debían entrar al lugar santísimo con la sangre derramada por el cordero del sacrificio y en fe. Sin santidad derivada de la  FE, morían inmediatamente en la presencia de Dios, pero si estaban en santidad que venía como resultado de  su fe, podían ofrecer la sangre a Dios y expiar los pecados del pueblo y disfrutar de su presencia.

Jesucristo es nuestro Sumo sacerdote que presentó el cordero para el sacrificio y luego con la sangre de ese cordero se presentó ante Dios para quitar y perdonar los pecados de todo el mundo.

Jesucristo es nuestro sumo sacerdote y el cordero del sacrificio es el mismo Jesucristo, y la sangre derramada del cordero del sacrificio, es la misma sangre derramada por Jesús.

Donde Jesús derramó su sangre?

En el lugar determinado: la cruz, allí cuando moría por nuestros pecados. Su sangre fue presentada ante el Padre celestial para quitar y perdonar todos nuestros pecados.

Dios Padre no se complacía en la sangre de los animales sacrificados, ellos solo anunciaban la venida del mesías sufriente, que moriría como un cordero sacrificado, dando su sangre como la ofrenda para el perdón de los pecados.

 

 

Como sabemos que la sangre de Jesús fue aceptada por el Padre celestial para perdón de nuestros pecados?

Porque Jesús resucitó de los muertos.

La resurrección del Señor Jesús demuestra que el Padre lo aceptó como sumo sacerdote, como el cordero del sacrifico y recibió su sangre para el perdón de pecados de todos los que crean en él.

Así que Jesucristo  se presentó al Padre como el sumo sacerdote y como el cordero del sacrificio  y la sangre de su cuerpo, como la sangre derramada por el cordero del sacrificio.

Ahora por la FE en Jesucristo todos nuestros pecados son perdonados, somos lavados y limpiados por la sangre de Jesucristo.

Quien aplica la sangre de Jesucristo a nosotros?

Es el Espíritu Santo  quien  aplica la sangre de Jesucristo en nosotros los creyentes en Jesucristo, por eso se le llama el Espíritu Santificador.  El Espíritu Santo nos santifica.

Apocalipsis 1:

Verso 5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

Verso 6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Jesucristo nos hizo reyes y sacerdotes para Dios su Padre, a todos los que hemos creído en él.

Tenemos una nueva identidad en Cristo, somos sacerdotes para Dios su Padre.

Quienes son sacerdotes para Dios Padre?

Todos los creyentes en Jesucristo.

Dios nos apartó del mundo en Jesucristo  para hacernos sus sacerdotes.

Algunos dicen que los ministros o ministradores o sacerdotes solamente son los pastores,

Otros dicen que los ministros o ministradores o sacerdotes, solamente,  son un grupo selecto o escogido.

Más Jesucristo nos hizo SACERDOTES a todos los que hemos creído en él.

Jesucristo nos hizo sacerdotes para presentarnos ante Dios Padre,  pero un sacerdote es un creyente que ministra algo a Dios.

 

Como Sacerdotes no podemos presentarnos ante Dios Padre con las manos vacías, siempre debemos presentarnos en Cristo y con Cristo ante Dios Padre.

NO nos presentamos ante Dios Padre con nuestras obras, buena conducta o por sacrificios que hagamos.

Nos presentamos ante Dios Padre como sacerdotes y no vamos ante él con las manos vacías, tomamos al Señor Jesús como el cordero sacrificado por nosotros, y su sangre derramada como el elemento que limpia nuestros pecados.

Jesucristo terminó su obra en la cruz, murió y derramó su sangre para el perdón de nuestros pecados.

Sacerdotes de Dios Padre siempre nos presentamos ante  él en Jesucristo y  con Jesucristo como  nuestro cordero y su sangre derramada como la sangre derramada ofrecida para el perdón de nuestros pecados.

Cuando oramos por nosotros o por alguien, no pensamos que nuestra oración es un intercambio de oración por bendición.

O NO nos presentamos ante Dios Padre creyendo que él debe premiarnos por nuestra buena conducta.

O No nos presentemos ante Dios Padre pensando que nuestra oración es un sacrificio, o nuestro ayuno es un sacrificio, o nuestra vida cristiana es un sacrificio y por ese sacrificio Dios Padre debe oírnos  y respondernos, olvidando que Jesucristo es el cordero ya sacrificado por nosotros.

Si pensamos que Dios Padre debe oírnos  y respondernos porque nos hemos portado bien, faltamos el respeto a Dios con un espíritu de incredulidad que nos lleva a pensar que podemos añadirle algo a Jesucristo y a su obra consumada. Teniendo por inmunda la sangre del pacto y pisoteando al Hijo de Dios.

Dios nos ha vestido con vestiduras sagradas que nos dan honra y hermosura, ya no estamos desnudos ante Dios, sino que estamos vestidos y revestidos del Señor Jesucristo.

Sino que nos presentamos como sacerdotes  ante Dios Padre,  en el lugar santísimo, solo por Jesucristo y por qué él ha terminado su obra, considerando su sangre derramada que limpió nuestros pecados y nos permite presentarnos limpios ante Dios.

Siempre debemos decir : Padre me presento ante ti como tu sacerdote y me presento en Cristo y nunca fuera de él, creyendo que él es mi sumo sacerdote y quien terminó la obra y derramó su sangre que permite ser Salvo, ser limpiado y perdonado de todo pecado,  Si , amén.

 

 

 

 

 

 

 

 

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